viernes, 25 de julio de 2014

¿De qué religión es Dios?



¿Existe algo esencial detrás de cada religión que acerque al hombre a su máxima 
potencialidad de destino y a la felicidad? ¿Son necesarias las religiones para llegar a ello 
o existen otros caminos?

     Y seguimos buscando la respuesta.

     Desde épocas inmemoriales las gentes han creado a su imagen y semejanza un 
ídolo, un hermano mayor, una excusa, un responsable...

     Cuando la humanidad tenía miedo, Dios era el protector, Dios era ese omnipotente 
ser que ayudaría a los descarriados, que ampararía a los desvalidos... Cuando la 
humanidad era guerrera cambiaba los atributos de Dios, y Éste se convertía en un extraño 
guerrero celestial que limpiaría el mundo de infieles... Cuando la humanidad era salvaje 
Dios era ese gran vengador que ordenaba pagar ojo por ojo y que no puede permitir que 
se quede sin responder una afrenta... Cuando la humanidad es tecnológica Dios se 
encuentra en la máquina y toda la vida se resume en circular a su alrededor...

     Y de vez en cuando nos preguntamos si Dios pertenecerá a alguna religión... más que a 
otra...

     Y seguimos buscando la respuesta.

     Y lo disfrazamos con nuestras ropas y le ponemos nuestro nombre, porque quien 
tiene el nombre tiene la esencia, porque quien es capaz de nombrar algo es capaz de 
hacerlo latir dentro de sí mismo... y así encontramos a Dios cerca, a un Dios cercano 
que además tiene un nombre que nos resulta familiar.

     Y miramos a nuestro alrededor. Y vemos que allí donde miremos hay un Dios con la 
forma de una persona. Y vemos que cada Dios es diferente, que en cada uno tiene un 
nombre... unas ropas... un color... ¿de qué color es la piel de Dios?

     Y a la vez sentimos que está dentro de nuestro corazón ¿será el mismo Dios el que 
late en mí que el que late en tí? No, no puede ser. Es diferente. O ¿quizá es sólo una ilusión? 
¿Será "mi" Dios el verdadero? ¿Se acerca más mi corazón a Él o Él a mi corazón?

     Pero mi corazón no siente al mismo Dios que siente el tuyo. Mi Religión no es la tuya. 
¿Cuál está mas cerca de Él? ¿De cuál está Él más cerca?

     Tenemos que buscar una respuesta.

     Y ¿quién es Dios? ¿Tiene que acercarse Él a mí o yo a Él? ¿Tengo que pedirle o 
tengo que ofrecerle? ¿Tengo que ofrecerle o tengo que ofrecerme? ¿Y si estoy 
equivocado y, después de todo Dios no es de mi religión? ¿Y si... Dios no es de ninguna?

     Y ante tanta incógnita preferimos no hacernos más preguntas. Quizá sea mejor apartar 
a Dios de nuestra vida... bueno... no apartarlo, pero... ya será lo que sea. Mejor quizá es 
centrarnos en cosas más tangibles, menos metafísicas... menos religiosas.

     Sí, puede que sea mejor volver a pensar en nuestro trabajo. Al fin y al cabo nadie 
come por pensar en Dios. Dios no alimenta... al menos ... el estómago.

     Pero no es tarea fácil. ¡Cuánto se trabaja por no trabajar! No resulta un camino 
llevadero pretender apartar a Dios de la vida cotidiana. A pesar de que 
pretendamos no plantearnos si dentro de los corazones de toda esa gente a la que 
vemos está o no está Dios, su no-búsqueda nos lleva de nuevo a caminos pedregosos.

     En nuestro alrededor el verdadero dios es el dinero, el poder. A dios no le gustan los 
débiles; hay que tener poder... para tener poder... hay que tener dinero...

     ... y ¿para qué queremos el poder? ¿Para qué queremos el dinero? Bueno, quizá creemos 
que, si bien ninguno de los dos nos va a dar la felicidad, al menos son unos buenos calmantes 
para los nervios... pero no la dan.

     Es más, a veces -¿la mayoría?- sólo sirven para recordarnos que nuestros nervios siguen ahí.

     ¿Estaremos haciendo algo mal?

     Hay que buscar una respuesta.

     Y volvemos a mirar a nuestro alrededor... bueno, a lo mejor lo hacemos de reojo... pero 
miramos a nuestro alrededor. Y volvemos a vislumbrar que en esos corazones hay algo... algo 
que no nos atrevemos a mirar...

     Hay un intento de búsqueda de la felicidad. La vida es una constante búsqueda de la 
felicidad, y la mayor parte de las veces perdemos la felicidad buscando el camino por el 
que se llega a la felicidad.

     Y si... después de todo... al intentar huir de ese Dios incognoscible y de esa religión 
insegura, nos hemos trasladado a un mundo en el que hemos deificado lo que podemos tocar. 
¿Es que estamos intentando acercar a Dios a nosotros?

     Hemos tratado al dinero y al poder como si fueran el verdadero Dios. Hemos 
substituido nuestras creencias en el Dios del corazón de la gente por un dios social, por 
un dios legal...hemos cambiado los dogmas por las leyes... hemos cambiado la creencia 
en la religión por la religión de la sociedad...  Hemos rendido culto divino a algo que nos 
hemos inventado nosotros por no rendir culto divino a Algo que nos ha inventado a nosotros.

     Dios mío ¡volvemos a empezar! ¿volvemos a empezar? ¿no nos hemos encontrado 
con que algo dentro de nosotros no nos permite engañarnos a nosotros mismos? ¿Qué 
será ese algo? No puede ser Dios. ¿No puede ser Dios? ¿Está dentro de mí o yo dentro
de Él? Si es Uno... ¿por qué no es el Dios que yo veo como el Dios que tú ves?...

     Y así seguimos intentando ver un árbol a través de unos pequeños agujeros en el denso 
muro. Y quien mira desde el más bajo de todos y ve las raíces que sobresalen de la tierra 
dice "Vaya, es un nido de serpientes". Y quien mira desde el agujero de la mitad del muro 
dice "No, por lo que yo puedo ver, es una columna". Y es quien mira desde el agujero 
más alto quien asevera "Sois unos ignorantes, yo, que tengo el mejor puesto de observación, 
os puedo asegurar que en realidad es un verde bosque de pequeñas hojas que se une con el 
cielo".

     Y Dios, que es quien ha creado el árbol y quien ha puesto el muro en el medio, mientras 
espera con paciencia que veamos el error... condescendientemente sonríe.

     Y seguimos buscando la respuesta.

2 comentarios:

  1. No entendemos que es Dios y por eso le damos un aspecto humano, que inocentes, y le ponemos un nombre y creamos una religión que presuntamente será la palabra de Dios, los deseos de Dios para con los hombres. Pero eso tiene truco porque al final llevamos la sardina a nuestra ascua, y usamos esa religión para limitar, para dar miedo, para que el otro haga lo que queremos que haga siendo temeroso de Dios. Todas las religiones, ninguna se libra de esto. Para mi Dios no es religión, la espiritualidad del hombre puede ser divina, la religión jamás. Esa partícula divina puede estar en el interior de todos y cada uno de nosotros, y por nombrar a uno de tantos "representantes de Dios" en la tierra Jesús dijo "Yo soy el hijo de Dios" y podemos responderle "y todos nosotros" porque creo que todos formamos parte de esa chispa divina, todos tenemos esa partícula en nuestro interior que nos conecta, si la encontramos, con nuestra divinidad. Para todo lo demás, hágase usted de cualquiera de las miles de religiones, y verá lo que es bueno.

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  2. Recuerdo que alguien dijo una vez algo así:

    Si tú tienes una opinión con respecto a algo, es una opinión.
    Si tienes una opinión con respecto a la trascendencia, es una creencia.
    Si dos o más personas tienen la misma creencia, es una compartición de creencia.
    Si esas personas quieren que los demás opinen como ellos, es una religión.

    Y creo que es así. El problema de las religiones es que acaban derivando en doctrinalismos y ritos que pierden el significado. Y creo, como tú, que el significado es encontrar esa chispa divina que tú dices y que todos tenemos en nuestro interior. Porque si es cierto que nada hay fuera de Dios, por narices tenemos que estar dentro, y no podemos estar dentro sin tener una parte de Él. Incluso sin ser en cierto modo Él, aunque no seamos conscientes de ello. Y quizá es ese el trabajo. Ser conscientes de que somos una emanación divina.

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Equipo 3F.