Hace pocos días, en la salida del cole de mis hijas escuché a
una madre contándole a otra que no deseaba que a su hija le regalasen nada que
tenga que ver con Cenicientas ni Blancanieves. No deseaba nada de buenas e
inocentes princesas rosas en busca de príncipes azules como suprema realización
de la vida. En el “mundo real” los príncipes pasan de un azul dudoso a un gris
plomizo medio oxidado en medida proporcional al camino que va desde las
primeras miradas al ocaso del romanticismo, en mitad de la convivencia.. o un
pelín antes.
¿Será que nos creemos que la realidad es sólo lo que resulta
evidente a los ojos o al entendimiento? La
vida se desviste de magia cuando se olvida la simbología y nos quedamos sólo en
la aparente superficie de las cosas. El rechazo al mundo de las hadas evita el
misterio que esconden las palabras que la tradición oral resguardó del olvido.
La verdad es que los cuentos
tradicionales están repletos de significados que se esconde en inocentes
relatos, leyendas y canciones populares.
Y vivieron felices, y comieron perdices
La antología de los cuentos infantiles más populares se
inscribe en una larga tradición de narrativa iniciática que se remonta a la
noche de los tiempos. Lo cierto es que los cuentos tienen un camino de
conocimiento que poco tiene que ver con el merchandising de las películas,
aunque también es cierto que Walt Disney puso mucha simbología en sus dibujos
animados, pero al final los adaptaba para el público infantil de la época.
Si profundizamos un poco, una pizca de magia va asomando
entre tanto vestido rosa adquiriendo un nuevo sentido cuando somos concientes
del significado de ciertos tópicos...
Distinto pensaría esa mamá, que rechaza la búsqueda del
príncipe en el cuento de la noche, si supiera que cuando la protagonista se
casa con el príncipe se trata del encuentro entre el alma y el espíritu.
Distinto pensaría esa mamá, que rechaza la princesa que trabaja como sirvienta,
si supiera que la purificación del alma se alcanza cuando ésta se pone al
servicio de los demás. Distinto pensaría esa mamá, si entendiera que la rana
simboliza la metamorfosis, la capacidad de vivir en el agua y en la tierra
respirando aire, dominando el plano de tierra, lo material, y también los
sentimientos, el agua…
El
príncipe como espíritu y el príncipe como compañero.
La princesa es el alma en evolución y el príncipe azul, (¿o
añil?) el espíritu increado e inmortal, el Atman de los Brahmanes. Cuando el
alma está preparada, el espíritu le insufla el aliento divino, como Dios lo
hace en el Génesis. Es el caso de cuentos como Blancanieves o la Bella
durmiente.
En otros, la princesa-alma, se encuentra con otro personaje
en el cuento, que puede ser ella misma pero literariamente está puesto en el
príncipe. Este otro agonista también está en proceso de aprendizaje y necesita
una transformación. Como la princesa que besa a la rana y sólo cuando el alma
que esconde está preparada, ésta se puede transformarse en príncipe. Hasta que el
cuerpo no está purificado, no puede alcanzar la unión, el camino a nuestro yo
verdadero.
Los siete enanitos de Blancanieves.
¿Y si los siete enanitos, el príncipe y Blancanieves son una
sola persona? El príncipe aparece en el cuento de Blancanieves cuando ella está
mirando al pozo con agua, al fondo de sí misma. Pero se asusta y sólo al final
de un proceso de aprendizaje consigue la unión con su príncipe, con ella misma.
Los siete enanitos representan los siete chakras que se personifican en la
figura de los Gandarvas. Según el hinduismo y algunas culturas de Asia, los
chakras son centros de energía situados en el cuerpo humano.
Los siete enanitos
del cuento trabajan en una mina de diamantes. Los Gandarvas llevan en la espalda un saco lleno de piedras,
lo que les impide avanzar con rapidez, pero una vez abierto y liberado se
descubría lleno de diamantes. Esta imagen simboliza la liberación de aquel tipo
de memoria que nos ata al pasado, que nos arrastra con pesadez hacia abajo
impidiendo que nos liberemos y despleguemos nuestras alas para poder vivir con
libertad.
Caperucita roja
El hecho que la conocida prenda de vestir de este personaje
sea roja no es casual, simboliza la edad de la menarquía, el comienzo de una
nueva vida. La abuela a quien le debe llevar la comida porque está enferma es
la sabiduría antigua que está en desuso. El lobo es a la vez la cueva, lo
instintivo y animal, las fuerzas de lo terrenal que se cruzan en su camino ¿Habla
de esto el mito de la cueva de Platón?
En el cuento, el lobo se come a Caperucita y a su abuela y
estas logran salir con ayuda de los leñadores (no cazadores) que ayudan a
“dominar” al lobo, y una vez liberadas salen renovadas. Una vez más, aprendizaje
y sabiduría. Dicen que en el cuento original llenan al lobo de piedras, esto también
rememora la mochila de los Gandarvas y a la vez se dice que simboliza la
construcción de menhires con la intención de cambiar la geometría de la Tierra.
La Bella durmiente...
Cuando la princesa se pincha con la rueca es porque ha
detenido su camino de iniciación. Es la rueca de las tres parcas que simboliza
la sabiduría. Las parcas son las diosas del destino, tres hermanas hilanderas que personifican el
nacimiento, el matrimonio como la unión del alma y el cuerpo, el camino y la
muerte. Se llamaban Nona, Décima y Morta y se dedicaban a hilar; luego cortaban
el hilo que mide la longitud de la vida y ese corte fija el momento de la
muerte.
Cuando la Bella Durmiente se pincha, es porque no domina la
sabiduría y eso le hace dormir durante años para continuar con su proceso de
iniciación, y no se despierta hasta que el príncipe la besa, hasta que el
espíritu desbloquea el camino de la misma manera que Cristo desbloqueó (y no
resucitó) a un Lázaro detenido en su camino.
Hay mucha más magia en el mundo de la que creemos, muchos
mensajes ocultos en historias, muchas lecturas entre líneas esperando ser
descifradas por quién tenga esa chispa en el alma que sea capaz de ver y sentir
más allá de las palabras. Nos falta todo por descubrir, si alguien tiene algo
que sumar… ¡bienvenido sea!
Os dejo un acertijo musical… ¿qué creéis que significa esta
canción?
Yo tengo un castillo,
matarile-rile-rile,
yo tengo un castillo,
matarile-rile-ron.
Chimpón.
¿Dónde están las llaves?
matarile-rile-rile,
¿dónde están las llaves?
matarile-rile-ron
Chimpón.
En el fondo del mar,
matarile-rile-rile,
en el fondo del mar,
matarile-rile-ron
Chimpón.
¿Quién irá a buscarlas?,
matarile-rile-rile,
¿quién irá a buscarlas?,
matarile-rile-ron
Chimpón.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
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